Citas célebres

"Desde que cogí tu libro hasta que lo dejé me desternillé de risa. Pienso leérmelo algún día." Groucho Marx.

lunes, 30 de mayo de 2011

Cormia aconseja a John


 "Desearía poder volver atrás en el tiempo y no ponerme estas zapatillas"
    -¿De qué hablas?
    Bueno, mierda, ahora tenía que explicarse o quedaría como un idiota.
    "Hoy pasó algo malo. Justo antes de que sucediera, mi amigo me dio este par de zapatillas que llevo puestas. Si no me las hubiese puesto, los tres nos habríamos ido antes de...". John vaciló, mientras pensaba que él y sus amigos se habrían ido antes de que Lash saliera de la ducha y... "antes de que ocurriera lo que ocurrió".
    Cormia lo miró un momento.
    -¿Quieres saber lo que pienso?
    Él asintió con la cabeza, y ella dijo:
    -Si no hubiese sido por las zapatillas, te habrías retrasado por cualquier otra razón. Alguien más se habría puesto algo más. O te habrías entretenido conversando. O porque no podías abrir la puerta. A pesar de que poseemos el libre albedrío, el destino absoluto es inmutable. Lo que se supone que debe ocurrir siempre ocurre, de una manera u otra.
    Dios, eso era exactamente lo que él pensaba mientras estaba en la oficina del centro de entrenamiento, Sólo que...
    "Pero fue culpa mía. Todo el asunto tenía que ver conmigo. Lo que sucedió, sucedió por culpa mía."
    -¿Acaso le hiciste daño a alguien? -Al ver que John negaba con la cabeza, Cormia preguntó-: Entonces, ¿por qué es culpa tuya?
    John no quería entrar en detalles. De ninguna manera.
    "Porque sí. Mi amigo hizo algo horrible para salvar mi reputación".
    -Pero fue decisión suya, decidió libremente, como un macho de honor. - Cormia le dio un apretón en el brazo-. No te lamentes por la decisión que él tomó sin que nadie lo obligara. En lugar de eso, pregúntate qué puedes hacer para ayudarlo ahora.
    "Me siento tan impotente."
    -Es normal, pero estás pensando con el corazón, no con la cabeza -dijo ella con voz suave-. Ve y piensa. La solución llegará a ti. Lo sé.
    Esa serena fe en él resultaba aún más poderosa porque se reflejaba en el rostro de Cormia y no era sólo palabras. Y eso era exactamente lo que él necesitaba.

                                                 - Amante Consagrado, páginas 230-231

No hay comentarios:

Publicar un comentario