Citas célebres

"Desde que cogí tu libro hasta que lo dejé me desternillé de risa. Pienso leérmelo algún día." Groucho Marx.

lunes, 29 de abril de 2013

Psicosis - Robert Bloch

Probablemente la novela más famosa del prolífico autor Robert Bloch, pero seguro que más conocida por la película homónima de Alfred Hitchcock. La verdad es que yo ni siquiera sabía que hubiese un libro en el que se basase Psicosis, que ya había visto, hasta que vi la película "Hitchcock", donde comentan que Alfred leyó la novela y le enganchó. Y yo sentí lo mismo al leerla.

No tiene una sola página de más ni de menos, no hay una frase que sobre o que falte. Tiene todo lo que una novela negra y de misterio debe tener, incluyendo el factor psicológico, que es finalmente lo que la hace tan genial. E incluso sabiendo el impresionante final, disfruté desde la primera página. O quizá precisamente por saberlo lo disfruté tanto.

Empezamos con Mary Crane, una joven y atractiva tejana que está huyendo hacia California. A través de algunos flashbacks nos enteramos de por qué escapa Mary y para qué... pero esto no es lo que nos importa.

Lo que nos importa es el Motel Bates, un parador de carretera comarcal en el que trabaja el misterioso Norman. Y todas las páginas en las que le leemos son absolutamente brillantes. Da igual si está interactuando con cualquier otro personaje, especialmente su madre, o simplemente divagando. Ya desde la primera página se ve que no es un hombre muy "normal", pero sabiendo el final de la novela cada palabra, cada acto es más que interesante. Además se puede ver perfectamente el gran talento de Bloch, que dice mucho diciendo poco, y a la vez dice poco diciendo mucho.


Aunque los capítulos con Sam Loomis y Lila Crane son algo más pausados, siguen teniendo el factor del misterio, por lo que aún son interesantes. Además, las ganas de saber qué hará Norman después ayuda a devorar los capítulos, y al ser cortos y no tener el libro demasiadas páginas se hace muy fácil de leer.

Hay pocos diálogos, ya que la mayor parte de la acción y la más interesante ocurre en la mente de los personajes. Curiosamente, esto no lo hace para nada pesado, como suele ocurrir en otros casos. Por eso diría que es más un thriller psicológico que otro género literario, la psicología interna tiene la mayor parte del peso.

Por último, el final es el mejor que he leído jamás. Ya sabía cómo terminaba y aun así me impactó muchísimo, así que no quiero pensar cómo será para los que no tuviesen ni idea de la historia. Si la catarsis de Aristóteles existe, yo la sentí con Psicosis. Y de repente, tras saber el desenlace, la visión que habíamos tenido durante todo el libro cambia, nada de lo que habíamos leído es como pensábamos. Por ello me parece que los que no sepan el final deberían leérselo dos veces, para experimentar la sorpresa primero y la emoción que causa el saber la verdad de cada simple escena la segunda vez.

En definitiva, Psicosis es una novela genial, novedosa y original. La recomiendo a todo el mundo, les guste el thriller o no. Y por supuesto, su versión cinematográfica también, ya que es muy fiel e igualmente increíble en el ámbito del cine.

lunes, 15 de abril de 2013

Rebelión en la granja - George Orwell

Esta alegoría es, junto con 1984, una de las novelas más famosas de George Orwell. Gran interesado por la política de la época (llegó a combatir en la Guerra Civil española con el POUM), se sintió disgustado cuando en Gran Bretaña se empezó a dar un sentimiento pro Stalinista tras aliarse con la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Por ello, escribió este libro con toda la intención de fusionar el propósito artístico con el político.

Orwell narra la Revolución Rusa de 1917 y los siguientes años de Unión Soviética, pero siendo casi todos los personajes animales y en lugar de países, con granjas.

El cerdo Viejo Mayor da un día un discurso al resto de animales de la Granja Manor, en Inglaterra, como hizo Lenin en su día. Compara a los humanos con parásitos y les enseña la canción "Bestias de Inglaterra", que recuerda a la Internacional. Poco después Viejo Mayor muere. Días más tarde, y sin haberlo planeado, los animales se rebelan contra los dueños y consiguen expulsarles de la granja, tras lo que deciden gobernarse ellos mismos y vivir, por fin, con dignidad.

La vida empieza de forma bastante idílica. Los animales siguen con sus tareas, ya que tienen que trabajar para vivir, pero al no tener que mantener a los humanos, tienen más para ellos. Además, no usan castigos físicos. Pronto los cerdos rebuscan entre los libros del antiguo dueño y aprenden a leer, así que intentan que el resto de animales hagan lo mismo. Algunos aprenden, otros solo unas letras y otros absolutamente nada. Tras esto, escriben varias reglas que regirán la vida en la granja y deciden que los cerdos serán los gobernantes, aunque todo tendrá que ser aprobado por votación popular.


Sin embargo, las cosas empiezan pronto a cambiar. El paso de una sociedad supuestamente idílica a un totalitarismo aberrante es sorprendentemente rápido, pero lo más llamativo es cómo todos permiten que ocurra. Al verlo de forma tan clara a todos nos parece que el resto de animales son idiotas, pero no son más que una representación de la sociedad que hubo y aún hay, en mayor o menos medida.

También es interesante ver las distintas personalidades de los animales. Las ovejas, lo que hoy en día llamaríamos fangirls, que son incapaces de pensar por sí mismas y solo repiten lo que han oído. ¿Acaso no conocemos a muchas personas así?

Las gallinas, que intentan rebelarse y solo consiguen ceder tras haber sufrido una dura represión. Bóxer, que aunque tiene un poco de cerebro y le extrañan algunas cosas, al final siempre termina creyendo lo que le dicen y trabaja duro para ayudar al régimen, aunque esto no haga más que perjudicarle.
Y por último mi favorito, el burro Benjamin. Eternamente resignado . La vida siempre ha sido dura y siempre lo será. Era consciente de los abusos de los humanos, pero sigue siendo consciente de los abusos de los cerdos. No le engañan, sabe perfectamente que están viviendo una dictadura, pero no cree que nadie vaya a mejorar nunca nada. A todos nos gustaría vernos a nosotros mismos como Snowball, el Trotsky del libro, pero siendo realistas creo que yo sería Benjamin.


Otra de las cosas que me gusta es cómo va cambiando el tono durante la historia. Nada más rebelarse todo parece maravilloso, por lo que utiliza un lenguaje más positivo. Pero cuanto más represivo se vuelve el gobierno, más negativo es el tono. Esto ayuda a sentir vivamente por lo que pasan los animales, a ponerte en su lugar. También tiene a favor que el libro tiene pocas páginas, pero las necesarias. No se entretiene metiendo paja o en descripciones interminables que harían la lectura pesada.

Me ha encantado el ver referencias tan claras a la revolución y el stalinismo. Napoleón es el fiel reflejo de Stalin, vemos cómo va manipulando la historia como le convenga, cómo van cambiando las reglas para poder volverse más represivos incluso que los dueños humanos. Con saber un poco sobre estos hechos históricos se disfruta muchísimo del libro.

En resumen, es una auténtica obra maestra. Original, con un estilo increíble, una historia perfecta que entretiene pero sirve para reflexionar o aprender incluso, a la vez que de fácil lectura. Una novela que todos deberíamos leer.

miércoles, 3 de abril de 2013

Pyongyang - Guy Delisle

Guy Delisle es un dibujante quebequés que, se podría decir, ha viajado por medio mundo. Al pasar por países como Myanmar (antigua Birmania) o China, tiene muchas historias divertidas e interesantes sobre estos lugares tan distintos y con culturas tan diferentes.

Uno de esos viajes le llevó 2 meses a Corea del Norte, donde dirigió un proyecto de animación en el único estudio de este tipo del país. Nos presenta, desde la visión de un occidental que está allí de paso, cómo es esta nación tan misteriosa para todo el mundo.

La historia es simplemente genial. No solo las situaciones en las que se ve envuelto son interesantes, reveladores y a la vez divertidas, con un toque trágico; él también pregunta y, sobre todo, observa el país, sus ciudadanos y su mentalidad, consiguiendo así descubrir mucho a la vez que dejándonos siempre con dudas sobre lo que pasa.

Comenzamos cuando Delisle está en la aduana, entrando al país, y registran su equipaje. Se ha llevado un compact disc y un libro: 1984. El aduanero le pregunta qué tipo de libro es y él responde que ciencia ficción. Durante su estancia releerá el libro y, a veces, trazará paralelismos entre la distopía que creó Orwell y el régimen del Juche. Más tarde se lo prestará a su guía para que lo lea, diciéndole también que es ficción, y poco después este se lo devolverá asustado.


Después conocemos a su guía y su intérprete, dos de los mejores personajes. Son también los más curiosos, ya que como el mismo autor dice, no son norcoreanos cualquiera. Tuvieron la oportunidad de pasar años en el extranjero aprendiendo otro idioma, viviendo otra cultura, y aun así vuelven a Pionyang y repiten como papagayos las enseñanzas del Líder. Pero en su caso, haber visto más allá de la propaganda que le llega a cualquier aldeano del país, ¿de verdad se creen las patrañas que les cuentan o es todo fachada?


Preguntando sin parar a sus acompañantes locales, consigue también averiguar muchas cosas. Visita el dojo enorme donde no hay nadie, el cine colosal que se usa una vez cada dos años para proyectar films de propaganda, el edificio más alto de granito que iba a servir para los Juegos Olímpicos pero ahora se pudre sin haberse usado nunca... Si el aeropuerto de Castellón nos parece una broma pesada, lo de Pionyang no tiene nombre. Mientras la ciudad no tiene luz, los monumentos al Gran Líder están siempre perfectamente iluminados; todas las habitaciones deben tener una foto de Kim Jong-Sun y su hijo Kim Jong-Il; todos los habitantes deben llevar un broche con la foto de uno de ellos o de los dos; el par de museos que hay son uno sobre la grandeza del Líder y cómo todo el mundo le adora, y otro sobre lo malvados y demoníacos que son los americanos.

                          
Izquierda, dibujo de Delisle; derecha, foto de la estatua.
Ante todo esto, Delisle a veces les comenta que no está de acuerdo con su visión del mundo, siempre con mucho tacto. Otras veces, en cambio, nos muestra cuál habría sido su respuesta a las incoherencias que dicen, pero prefirió no comentarlo en alto. Y el que para mí es el mejor momento de toda la obra llegó en uno de esos momentos. El autor ve que no hay discapacitados ni mendigos en la calle, nunca, en ningún lado, y se lo comenta a su guía. Este contesta, muy serio y seguro de sí mismo, que la raza coreana es fuerte y no nace ningún minusválido. Escalofriante, deja sin palabras. Y eso, mezclado con momentos entre el estupor y la risa incontenible, es lo que provoca toda la obra. Una mezcla perfecta que deja siempre con ganas de más.

Los dibujos no tienen un estilo muy complicado ni está cargado, es todo bastante sencillo, pero lo suficientemente detallado. No da la sensación de ser pobre, ya que ayuda a concentrarse mejor en la historia, y cuando es necesario crea dibujos maravillosos. La verdad es que habría preferido que fuese a color, pero en este caso el blanco y negro ayuda a crear ese ambiente gris que transmite la trama. Es, además, una historia pensada para ser presentada en este formato, ya que sin las viñetas perdería gran parte de su fuerza. 


Así que, en resumen, me parece que es un cómic maravilloso. Tiene una historia con mucha fuerza y unos dibujos que la complementan a la perfección. Es extremadamente interesante para cualquiera, pero mucho más para aquellos que sientan curiosidad por este país. Lectura recomendadísima.