Citas célebres

"Desde que cogí tu libro hasta que lo dejé me desternillé de risa. Pienso leérmelo algún día." Groucho Marx.

miércoles, 3 de abril de 2013

Pyongyang - Guy Delisle

Guy Delisle es un dibujante quebequés que, se podría decir, ha viajado por medio mundo. Al pasar por países como Myanmar (antigua Birmania) o China, tiene muchas historias divertidas e interesantes sobre estos lugares tan distintos y con culturas tan diferentes.

Uno de esos viajes le llevó 2 meses a Corea del Norte, donde dirigió un proyecto de animación en el único estudio de este tipo del país. Nos presenta, desde la visión de un occidental que está allí de paso, cómo es esta nación tan misteriosa para todo el mundo.

La historia es simplemente genial. No solo las situaciones en las que se ve envuelto son interesantes, reveladores y a la vez divertidas, con un toque trágico; él también pregunta y, sobre todo, observa el país, sus ciudadanos y su mentalidad, consiguiendo así descubrir mucho a la vez que dejándonos siempre con dudas sobre lo que pasa.

Comenzamos cuando Delisle está en la aduana, entrando al país, y registran su equipaje. Se ha llevado un compact disc y un libro: 1984. El aduanero le pregunta qué tipo de libro es y él responde que ciencia ficción. Durante su estancia releerá el libro y, a veces, trazará paralelismos entre la distopía que creó Orwell y el régimen del Juche. Más tarde se lo prestará a su guía para que lo lea, diciéndole también que es ficción, y poco después este se lo devolverá asustado.


Después conocemos a su guía y su intérprete, dos de los mejores personajes. Son también los más curiosos, ya que como el mismo autor dice, no son norcoreanos cualquiera. Tuvieron la oportunidad de pasar años en el extranjero aprendiendo otro idioma, viviendo otra cultura, y aun así vuelven a Pionyang y repiten como papagayos las enseñanzas del Líder. Pero en su caso, haber visto más allá de la propaganda que le llega a cualquier aldeano del país, ¿de verdad se creen las patrañas que les cuentan o es todo fachada?


Preguntando sin parar a sus acompañantes locales, consigue también averiguar muchas cosas. Visita el dojo enorme donde no hay nadie, el cine colosal que se usa una vez cada dos años para proyectar films de propaganda, el edificio más alto de granito que iba a servir para los Juegos Olímpicos pero ahora se pudre sin haberse usado nunca... Si el aeropuerto de Castellón nos parece una broma pesada, lo de Pionyang no tiene nombre. Mientras la ciudad no tiene luz, los monumentos al Gran Líder están siempre perfectamente iluminados; todas las habitaciones deben tener una foto de Kim Jong-Sun y su hijo Kim Jong-Il; todos los habitantes deben llevar un broche con la foto de uno de ellos o de los dos; el par de museos que hay son uno sobre la grandeza del Líder y cómo todo el mundo le adora, y otro sobre lo malvados y demoníacos que son los americanos.

                          
Izquierda, dibujo de Delisle; derecha, foto de la estatua.
Ante todo esto, Delisle a veces les comenta que no está de acuerdo con su visión del mundo, siempre con mucho tacto. Otras veces, en cambio, nos muestra cuál habría sido su respuesta a las incoherencias que dicen, pero prefirió no comentarlo en alto. Y el que para mí es el mejor momento de toda la obra llegó en uno de esos momentos. El autor ve que no hay discapacitados ni mendigos en la calle, nunca, en ningún lado, y se lo comenta a su guía. Este contesta, muy serio y seguro de sí mismo, que la raza coreana es fuerte y no nace ningún minusválido. Escalofriante, deja sin palabras. Y eso, mezclado con momentos entre el estupor y la risa incontenible, es lo que provoca toda la obra. Una mezcla perfecta que deja siempre con ganas de más.

Los dibujos no tienen un estilo muy complicado ni está cargado, es todo bastante sencillo, pero lo suficientemente detallado. No da la sensación de ser pobre, ya que ayuda a concentrarse mejor en la historia, y cuando es necesario crea dibujos maravillosos. La verdad es que habría preferido que fuese a color, pero en este caso el blanco y negro ayuda a crear ese ambiente gris que transmite la trama. Es, además, una historia pensada para ser presentada en este formato, ya que sin las viñetas perdería gran parte de su fuerza. 


Así que, en resumen, me parece que es un cómic maravilloso. Tiene una historia con mucha fuerza y unos dibujos que la complementan a la perfección. Es extremadamente interesante para cualquiera, pero mucho más para aquellos que sientan curiosidad por este país. Lectura recomendadísima.

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