Este es, probablemente, el libro más conocido de su autora. Y la verdad es que Agatha Christie sabe cómo crear una novela de misterio y un asesinato indescifrable. El caso está muy bien llevado, con un final muy, muy inesperado.
De vuelta a Inglaterra, el detective Poirot monta en el Orient Express, junto con otros tantos viajeros de todas las nacionalidades y clases sociales. Una princesa rusa, una institutriz inglesa, una doncella alemana... El tren se para cerca de Yugoslavia debido a la nieve, y esa misma noche se comete un asesinato en el coche-cama contiguo al de Poirot.
Los primeros capítulos son algo monótonos. No son más que divagaciones de Poirot, lo cual no es de mi interés, para ser sincera. Al llegar al Orient Express mejora la cosa, y cuando empiezan a inspeccionar el cuerpo ya es interesante. Pero lo mejor no empieza hasta las interrogaciones, que ocupan la mayoría de la novela.
Tengo que admitir que me hice un lío. Tanto repetir en qué coche-cama estaba cada uno, quién trabaja para quién, terminé un poco confundida. Es fácil acordarse de quiénes estaban al lado de Ratchett, pero el resto, no lo recuerdo. También cuesta trabajo recordar la historia de cada uno. Me confundía con la princesa Dragomiroff y Mrs. Hubbard, o Hildegarde Schmidt y Greta Ohlsson.
Aun así, ir haciendo el puzzle mentalmente mientras avanza la trama no es tan complicado, ya que los interrogatorios ocurren uno tras otro sin demasiada interrupción. Y la verdad es que nunca tuve ningún sospechoso en mente, nadie que dijese "¡Este tiene que ser el asesino!", lo cual me gustó. Prefiero eso a estar sospechando de alguien cada capítulo y ver que no puede ser poco después.
El final es completamente inesperado y, en un momento, casi gracioso, [spoiler] cuando uno de los acompañantes de Poirot en el caso pregunta si todo el vagón tenía relación con la familia Armstrong [fin spoiler]. Además, la última página deja con buen sabor de boca.
Otra cosa que me ha gustado bastante es la forma de ser de algunos personajes. Que Poirot y su amigo, encargado de la compañía de trenes, dijesen palabras en francés de vez en cuando. A veces hay algún "mon cher" o similar, y no se hace para nada pesado. También, conversaciones como que el asesino debe ser una mujer por el tipo de asesinato, que no puede ser un inglés porque no son tan pasionales, etc. Tópicos, quizá hasta cierto punto ciertos pero graciosos sin lugar a dudas. Tampoco están por todo el texto, pero de vez en cuando aparece alguno y es agradable leerlo. Ver qué imagen se tenía de un país o sus habitantes en esa época.
Así que en general, es una muy buena historia, muy original, con un final magnífico; que supongo que a los más fans de las novelas de misterio les gustará, pero sigue siendo entretenido para los que solo leemos esto habitualmente.
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